Muchas veces, la gente pregunta: “¿Qué es lo que diferencia a Jesús de todos los demás líderes religiosos que hayan vivido jamás?”
La Biblia — la palabra autorizada de Dios — deja muy en claro que Jesús fue más que un maestro religioso o un profeta común. Nos dice, en cambio, que Jesús era único.
Sabemos de su promesa de vida eterna porque Jesús hizo algo que ninguna otra persona ha hecho jamás: resucitó de los muertos.
Sabemos de su promesa de vida eterna porque Jesús hizo algo que ninguna otra persona ha hecho jamás: resucitó de los muertos.
¿De qué manera era Jesús único? Primero, era único en su persona. No era sólo un hombre inusualmente espiritual. Era más que eso; era Dios en carne humana. Sí; era completamente hombre; pero también era completamente Dios. La Biblia lo expresa de esta manera: “Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo” (Colosenses 2:9, NVI). Esto es lo que celebramos en Navidad – Dios vino a la tierra en forma de hombre.
Segundo, Jesús era único en su propósito. ¿Para qué vino a la tierra? Vino por una razón: para salvarnos de nuestros pecados. Como Él mismo dijo: “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10, NVI). Lo hizo al convertirse en el sacrificio final por nuestros pecados por medio de su muerte en la cruz.
Sabemos de su promesa de vida eterna porque Jesús hizo algo que ninguna otra persona ha hecho jamás: resucitó de los muertos.
Le invitamos a conocer a Jesús como Él es presentado en las páginas del Nuevo Testamento — y luego a darle su vida a Él.
¿Es Jesús Dios?