Dar testimonio es una parte vital de la vida cristiana. La Biblia enseña que el verdadero creyente desea compartir con otros lo que Dios ha hecho por él. (Lea Juan 4:28-30, 39-42 y 1 Juan 1:1-4.) Dios nos ordena que seamos testigos de Él y nos da el poder para serlo (Mateo 4:19; Hechos 1:8). Nuestro testimonio puede no siempre ser aceptado, pero por el Espíritu Santo podemos recibir poder para vivir una vida cristiana victoriosa y servir a Cristo eficazmente. (Lea Efesios 5:18 y Lucas 11:13.)
A continuación le damos algunas sugerencias que pueden ayudarle a llevar a otras personas a Cristo: Viva consecuentemente una vida centrada en Cristo (Mateo 5:17); sea buen amigo y sepa escuchar; ore para que el Espíritu Santo le dé oportunidades para testificar y prepare a la otra persona para que reciba la Palabra de vida (Juan 16:7-11); y no sea soberbio ni sermonee al otro. Usted debería orar diariamente por las personas que tiene en su lista de oración y pedir a Dios sabiduría al hablarles de Cristo.