Piensa en alguien con quien hayas hablado o con quien te hayas escrito, pero a quien jamás hayas visto en persona. ¿Cómo sabes que esa persona realmente existe? Lo sabes porque has visto suficiente evidencia para convencerte al respecto – tal vez una fotografía o el tener un conocido en común, o su voz en el teléfono.
Lo mismo sucede con Dios, creemos en Él porque nos ha dado suficiente evidencia para probar su existencia. En otras palabras, no se ha escondido de nosotros; sino todo lo contrario, se nos ha revelado y se ha presentado. Dios quiere que lo conozcamos – y ha hecho todo lo necesario para hacerlo posible.
La Biblia dice, “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo” (Romanos 1:20).
¿Cómo lo ha hecho? Una forma ha sido a través de Su Palabra, la Biblia, la cual nos ha sido dada para entender mejor quién es Él. Otra manera es a través de su creación, de su belleza, complejidad y maravillas. ¿No es más lógico creer que Dios lo creó, en lugar de pensar que se dio por casualidad? La Biblia dice, “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo” (Romanos 1:20).
Pero Dios también se nos reveló de una forma gloriosa: viniendo a la Tierra y haciéndose hombre. Ese hombre fue Jesucristo – Dios se reveló en carne, “Él es la imagen del Dios invisible”(Colosenses 1:15). Jesús fue totalmente hombre y totalmente Dios.
Aun así, muchos dicen que la ciencia no respalda la existencia de Dios porque ésta no ha sido probada a través de una fórmula química o de una compleja ecuación. Pero piensa en esto: la felicidad, la belleza y el amor no pueden ser probados o medidos por medio de un experimento de laboratorio, sin embargo eso no significa que no sean reales. De hecho, grandes y reconocidos científicos están convencidos de que la ciencia, de manera aislada, no puede explicar de dónde venimos ni el por qué estamos aquí. Ellos han comprendido que la ciencia apunta a un Creador sabio y todo poderoso. La Biblia dice: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos! (Salmos 19:1).
Dios no sólo existe, Él te ama y quiere tener una relación contigo. Esa relación es posible a través de Jesucristo, quien vino y demostró el amor de Dios al morir en la cruz y al resucitar al tercer día. Su muerte pagó por nuestros pecados y nos abrió el camino a la vida eterna. No te quedes con la duda, ve a Cristo, ábrele tu corazón y tu vida a Él.
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